sábado, 28 de marzo de 2009

CARTA ABIERTA A LA SENADORA NACIONAL SELVA FORSTMANN

La sesión del Senado de la Nación de ayer (jueves 26 de marzo) comenzó con un recordatorio en el que los diferentes bloques parlamentarios coincidieron en valorar y respetar la democracia que fue conseguida hace algo más de veinticinco años. Todo se desarrollaba por el camino correcto hasta que la Senadora Nacional por el Frente para la Victoria de Santa Cruz Selva Forstmann hizo uso de la palabra y dijo: “No podemos ver la mitad de la historia porque hubo partidos centenarios que habían sido cómplices y dado su apoyo a gobiernos militares”, lo que obviamente provocó una fuerte reacción de los Senadores Gerardo Morales y Ernesto Sanz de la Unión Cívica Radical.
Como militante de la Unión Cívica Radical no puedo menos que repudiar la tan falaz acusación de la Senadora Nacional, que para peor nunca tuvo la intención de demostrar publicamente en que se basaba para descalificar a una de las principales fuerzas políticas de la Argentina.
Igualmente creo que la Senadora Forstmann tiene razón cuando dice que no se puede mirar la mitad de la historia, solamente si somos capaces de mirar con objetividad el cuadro completo vamos a poder a transitar el camino definitivo para comenzar a cerrar las profundas heridas que la dictadura militar produjo en los algo mas de siete años de gestión.
El repaso histórico que pide la Senadora, debe inexorablemente comenzar con el dictado de los Decretos 261 del 5 de Febrero de 1975 y el 2772 del 6 de Octubre de ese mismo año, por el cual el Poder Ejecutivo Nacional autorizaba a las Fuerzas Armadas en Tucumán en el primer caso y en todo el territorio del país en el segundo, a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que fueran necesarias para aniquilar el accionar de los elementos subversivos. Primer gran interrogante: ¿a que partido pertenecía la Señora María Estela Martínez de Perón y el Doctor Italo Argentino Luder, que fueron los que firmaron esos decretos?. Debe seguir obviamente por toda la etapa de destrucción encarada por el Proceso de Reorganización Nacional, para poder continuar con la campaña electoral de 1983.
En esa campaña electoral nos encontramos frente a dos posturas muy diferentes con respecto al tratamiento que se le debía otorgar al tema las violaciones a los derechos humanos en la Argentina: por un lado tenemos al radical Raúl Alfonsín que sostenía los tres niveles de responsabilidades, y por el otro al candidato justicialista Italo Luder que promovía la aceptación de la Ley 22.924 del 23 de Marzo de 1983 por el que el gobierno dictatorial herido de muerte quería poner nuevamente un manto de impunidad sobre sus actos violatorios a los derechos humanos; la sociedad eligió el 30 de Octubre de ese mismo año a Raúl Alfonsín para que se hiciera cargo de la Presidencia de la Nación. El 10 de Diciembre asumió el hombre que con aciertos y errores permitió que generaciones enteras crecieran en libertad y tranquilidad, pese a que hubo sectores que intentaron poner palos en la rueda y voltear el proceso democratizador que estaba naciendo en nuestra tierra; a los pocos días de asumir y fiel a la palabra empeñada en la campaña se resolvió que fuera la Justicia Civil (con todas las garantías constitucionales que los militares no le habían permitido tener a sus víctimas) quien investigara, juzgara y condenara a los máximos responsables del período mas negro y trágico que nos haya tocado vivir a los argentinos.
Sin lugar a dudas la Senadora Forstmann debería salir a responder preguntas tales como ser ¿Por qué querían legalizar el proceso de Autoamnistía impuesto por las Fuerzas Armadas en Marzo de 1983?, ¿Por qué apoyaron en la década del noventa los indultos presidenciales si estaban en contra de lo actuado por la Dictadura Militar?, si querían saber realmente toda la historia ¿Por qué se negaron a enviar representantes a la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas –CONADEP?, ¿Por qué acusa a un partido como la Unión Cívica Radical de ser cómplice de los militares cuando en su seno hubo dirigentes como Mario Abel Amaya y Sergio Karakachoff entre otros que por presentar pedidos de Hábeas Corpus en favor de muchísimos perseguidos políticos, fueron encarcelados, torturados y muertos por el gobierno militar de turno?.
Son preguntas que ojalá la Senadora Nacional o alguien del Bloque del Frente para la Victoria pueda responder y así aclarar muchas dudas que hoy todavía yacen en las mentes de muchos de los que habitamos el suelo argentino.